La tragedia de los comunes
Resumen
Se trata sobre un articulo
razonado sobre la realidad de la población creciente en los últimos tiempos y
las que vendrá en un futuro no muy lejano J. B. Weisner y H. F. York, esto esta enfocado
en nuestros días en os problemas humanos que nos asechan la sobre población que
es complicado ponerle un pause o simplemente desaparecer intuitivamente así
como llegamos al mundo.
La gente se angustia
con el problema demográfico busca una manera de evitar los demonios de la
sobrepoblación sin abandonar ninguno de los privilegios de los que hoy goza.
Piensan que las granjas marinas o el desarrollo de nuevas variedades de trigo
resolverán el problema "tecnológicamente". Se intenta mostrar aquí
que la solución que ellos buscan no puede ser encontrada porque el problema
poblacional no se puede solucionar de manera simple o prohibiendo a las
personas un cambio drástico de su estilo de vida.
La población tiene de
manera natural el reproducirse y una perpetuar la especie a un asi tengamos
sobre población, Pero en términos de los problemas
prácticos que hemos de enfrentar en las próximas generaciones con la tecnología
previsible, es claro que aumentaremos grandemente la miseria humana si en el
futuro inmediato.
Uno de los principales
problemas de la sobre población es que para vivir todos los organismos
necesitan de energía (comida, por ejemplo), el problema es la obtención de
energía. La aparición de la energía atómica ha iniciado el cuestionamiento de
esta suposición. Sin embargo, dada una fuente infinita de energía, el
crecimiento poblacional sigue siendo una cuestión ineludible.
Alcanzar una solución
estable y aceptable seguramente requerirá de más de una generación de arduo
trabajo analítico, y mucha persuasión, ¿Ha solucionado este
problema práctico algún grupo cultural en nuestros tiempos, aunque sea en un
nivel intuitivo? Un hecho simple prueba que ninguno lo ha logrado: no existe
ninguna población próspera en el mundo de hoy que tenga, o haya tenido por
algún tiempo, una tasa de crecimiento igual a cero, Sin embargo, bajo cualquier
parámetro razonable, las poblaciones de más rápido crecimiento en el mundo
actual son (en general) las más pobres.
La tragedia de la
libertad sobre los recursos comunes
Y ahí está la tragedia.
Cada hombre está encerrado en un sistema que lo impulsa a incrementar sus
individuos ilimitadamente, en un mundo
limitado. La ruina es el destino hacia el cual corren todos los hombres, cada
uno buscando su mejor provecho en un mundo que cree en la libertad de los
recursos comunes. La libertad de los recursos comunes resulta la ruina para
todos. La educación puede contrarrestar
la tendencia natural de hacer lo incorrecto, pero la inexorable sucesión de
generaciones requiere que las bases de este conocimiento sean refrescadas
constantemente.
De manera similar la
lógica de los recursos comunes ha sido entendida por largo tiempo, quizás desde
la invención de la agricultura o de la propiedad privada en bienes raíces. Pero
ha sido comprendida principalmente en casos específicos que no son
suficientemente generalizables. Incluso en nuestros días, ganaderos que rentan
tierras nacionales en el Oeste demuestran apenas una comprensión ambivalente al
presionar constantemente a las autoridades federales para que incrementen el
número de cabezas autorizadas por área hasta un punto en el cual la
sobreexplotación produce erosión y dominio de malezas. De manera similar, los
océanos del mundo continúan sufriendo por la supervivencia de la filosofía de
los recursos comunes. Las naciones marítimas todavía responden automáticamente a
la contraseña de "la libertad de los mares". Al profesar la creencia
en los "inagotables recursos de los océanos", colocan cerca de la
extinción, una tras otra, a especies de peces y ballenas.
Los parques nacionales
son otra instancia donde se muestra la forma en que trabaja la tragedia de los
recursos comunes. En el presente se encuentran abiertos para todos, sin ningún
límite. Los parques en sí mismos tienen una extensión limitada —sólo existe un
Valle de Yosemite— mientras que la población parece crecer sin ningún límite.
Los valores que los visitantes buscan en los parques son continuamente
erosionados. Es muy sencillo, debemos dejar de tratar a los parques como
recursos comunes... o muy pronto no tendrán ningún valor para nadie.
¿Qué debemos hacer?
Tenemos varias opciones. Podemos venderlos como propiedad privada. Podemos
mantenerlos como propiedad pública, pero asignando adecuadamente quien ha de
entrar. Esto debe ser con base en la riqueza, a través del uso de un sistema de
adjudicación.
La contaminación
El hombre razonable
encuentra que su parte de los costos de los desperdicios que descarga en los
recursos comunes es mucho menor que el costo de purificar sus desperdicios
antes de deshacerse de ellos. Ya que esto es cierto para todos, estamos atrapados
en un sistema de "ensuciar nuestro propio nido", y así seguirá
mientras actuemos únicamente como libres empresarios, independientes y
racionales.
Pero el aire y el agua
que nos rodean no se pueden cercar fácilmente, por lo que la tragedia de los recursos
comunes al ser tratados como un pozo sin fondo debe evitarse de diferentes
maneras, ya sea por medio de leyes coercitivas o mecanismos fiscales que hagan
más barato para el contaminador el tratar sus desechos antes de deshacerse de
ellos sin tratarlos. No hemos llegado más lejos en la solución de este problema
que en el primero. De hecho, nuestro particular concepto de la propiedad
privada, que nos impide agotar los recursos positivos de la tierra, favorece la
contaminación. El dueño de una fábrica a la orilla de un arroyo —cuya propiedad
se extiende ala mitad del mismo- con frecuencia tiene problemas para ver porqué
no es su derecho natural el ensuciar las aguas que fluyen frente a su puerta.
La ley, siempre un paso atrás de los tiempos, requiere cambios y adecuaciones
muy elaboradas para adaptarse a este aspecto recientemente reconocido de los
recursos comunes.
¿Cómo legislar la
moderación?
0 Usar los recursos
comunes como un pozo sin fondo no daña a la población en general en zonas
vírgenes o poco explotadas, simplemente porque no existe dicha población; el
mismo comportamiento en una metrópolis es insostenible.
De paso, no tiene
ningún valor que la moralidad de un acto no pueda ser determinada a partir de
una fotografía. No se sabe si un hombre matando a un elefante o prendiéndole
fuego a un pastizal está dañando a otros hasta que se conoce el sistema total
dentro del que se incluye este acto. "Una imagen vale por mil
palabras", dijo un anciano chino; pero se llevaría diez mil palabras
validar esto. Resulta tentador tanto para los ambientalistas como para los
reformadores en general, el tratar de persuadir a otros por medio de imágenes
fotográficas. Pero la esencia del argumento no puede ser fotografiada; debe ser
presentada racionalmente: en palabras.
El resultado es una ley
administrativa, la cual es lógicamente temida por la vieja razón —¿Quis
custodiet ipsos custodes? ¿Quién ha de vigilar a los propios vigilantes—.
John Adams señaló que debemos tener un "gobierno de leyes y no de
hombres". Los administradores, al tratar de evaluar la moralidad de
los actos en la totalidad del sistema, están singularmente expuestos a la
corrupción, generando un gobierno de hombres y no de leyes.
La libertad de
reproducción es intolerable
En un mundo regido únicamente
por el principio de "perro come perro" -si en efecto alguna vez
existió tal mundo- el número de hijos por familia no sería un asunto público.
Los padres que se reprodujeran escandalosamente dejarían menos descendientes, y
no más, porque serían incapaces de cuidar adecuadamente a sus hijos, Si cada
familia humana dependiera exclusivamente de sus propios recursos, si los hijos
de padres no previsores murieran de hambre, si, por lo tanto, la reproducción
excesiva tuviera su propio "castigo" para la línea germinal: entonces
no habría ninguna razón para que el interés público controlara la reproducción
familiar. Pero nuestra sociedad está profundamente comprometida con el estado
de bienestar, 12 y por tanto confrontada con otro aspecto de la tragedia de los
recursos comunes.
Desafortunadamente ese
es justamente el curso que persiguen las Naciones Unidas. A fines de 1967, unas
treinta naciones acordaron lo siguiente: "La declaración Universal de
los Derechos Humanos describe a la familia como la unidad natural y fundamental
de la sociedad. Por consecuencia, cualquier decisión en relación con el tamaño
de la familia debe residir irrevocablemente en la propia familia, y no puede
ser asumida por nadie más".
Existe un sentimiento
de que Naciones Unidas son nuestra "última y mejor esperanza", y que
no debemos encontrar fallas en ella; de que no debemos caer en manos de
archiconservadores. Sin embargo, no hay que olvidar lo que dijo Robert Louis
Stevenson: "La verdad que es negada por los amigos es arma pronta para el
enemigo". Si amamos la verdad debemos negar abiertamente la validez de la
Declaración de los Derechos Humanos, aun cuando sea promovida por las Naciones
Unidas. Deberíamos unirnos a Kingsley Davis15 en el intento de tener una
población mundial planificada por los padres para ver el error en sus opciones
al abrazar el mismo trágico ideal.
La conciencia es
autoeliminante
Es un error pensar que
podemos controlar el crecimiento de la humanidad en el largo plazo haciendo un
llamado a la conciencia.
Aquellos que tengan más
hijos producirán una fracción más grande para la siguiente generación que
aquellos con conciencias más susceptibles. Las diferencias se acentuarán,
generación tras generación.
En palabras de C. G.
Darwin: "Bien puede tomar cientos de generaciones para que el instinto
progenitivo se desarrolle en este sentido, pero de lograrse, la naturaleza ya
habría cobrado venganza, y la variedad Homo contracipiens se habría extinguido
y habría sido remplazada por la variedad Homo progenitivus"
El argumento supone que
la conciencia o el deseo de tener hijos (no importa cuál) es hereditario, pero
hereditario solamente en el sentido formal más general. El resultado será el
mismo si la actitud es transmitida a través de las células germinales o extrasomáticamente
Efectos patogénicos de
la conciencia
Tenemos un ejemplo
sobre como actuaria la conciencia. Si le pedimos a un hombre que está
explotando los recursos comunes que desista de hacerlo "en nombre de la
conciencia" ¿qué estamos haciendo? ¿qué está escuchando? —no sólo en el
momento sino también en las pequeñísimas horas de la noche cuando, medio
dormido, recuerda no solamente las palabras que le dijimos, sino las pistas de
comunicación no verbal que le dimos sin percatarnos—. Tarde o temprano, consciente
o subconscientente, este hombre percibe que ha recibido dos comunicados, y que
son contradictorios: 1. (el comunicado pretendido) "Si no haces lo que te
pedimos, te condenaremos abiertamente por no actuar como un ciudadano
responsable". 2. (el comunicado no pretendido) "Si te comportas como
te pedimos, secretamente te condenaremos como un tonto que puede ser humillado
a tal punto de hacerse a un lado mientras el resto de nosotros explota los
recursos comunes".
Todo hombre se
encuentra atrapado en lo que Bateson ha llamado un "doble mensaje"
como un importante factor causal en la génesis de la esquizofrenia. El mensaje
doble puede no ser siempre tan dañino, pero constantemente amenaza la salud
mental de cualquiera que lo recibe. "Una mala conciencia —dijo
Nietzche— es una clase de enfermedad".
Paul Goodman habla
desde un punto de vista moderno cuando dice: "Nada bueno ha salido del
sentimiento de culpa, ni inteligencia, ni política, ni compasión. Los que
sienten culpa no prestan atención al objeto, sino solamente a sí mismos, y ni
siquiera a sus propios intereses, lo que podría tener sentido, sino a sus
ansiedades".
. Oímos hablar mucho en
estos días sobre la paternidad responsable; el par de palabras son incorporados
en los títulos de algunas organizaciones dedicadas al control natal. Algunas
gentes han propuesto campañas masivas de propaganda para inculcar la
responsabilidad en los futuros reproductores de la nación (o del mundo). ¿Pero
cuál es el sentido de la palabra conciencia? Cuando utilizamos la palabra
responsabilidad en ausencia de sanciones sustanciales
Si la palabra
responsabilidad se llega a usar, sugiero que debe ser en el sentido en que
Charles Fraenkel la usaba.20 "Responsabilidad —dice este filósofo—, es el
producto de arreglos sociales definidos".
Observen que Fraenkel
habla de arreglos sociales, no de propaganda.
Coerción mutua,
mutuamente acordada
El cobro de impuestos
es un buen medio coercitivo. Para mantener a los compradores moderados en el uso
de espacios de estacionamiento en el centro de la ciudad, colocamos
parquímetros para periodos cortos y multas de tráfico para periodos largos.
Realmente no necesitamos prohibirle al ciudadano estacionarse tanto tiempo como
desee simplemente necesitamos que sea cada vez más caro hacerlo. No es la
prohibición, sino opciones cuidadosamente orientadas las que le ofrecemos. Un
hombre de la Avenida Madison puede llamarlo persuasión; yo prefiero el mayor
candor de la palabra coerción.
Reconocimiento de la necesidad
Quizás el resumen más
sencillo del problema de la población humana es el siguiente: los recursos
comunes, si acaso justificables, son justificables solamente bajo condiciones
de baja densidad poblacional. Conforme ha aumentado la población humana han
tenido que ser abandonados en un aspecto tras otro.
El aspecto más
importante de la necesidad que debemos ahora reconocer es la necesidad de
abandonar los recursos comunes, en la reproducción. Ninguna solución técnica
puede salvarnos de las miserias de la sobrepoblación. La libertad de
reproducción traerá ruina para todos. Por el momento, para evitar decisiones
difíciles muchos de nosotros nos encontramos tentados para hacer campañas de
concienciación y de paternidad responsable. Podemos resistir la tentación
porque un llamado a la actuación de conciencias independientes selecciona la
desaparición de toda conciencia a largo plazo, y aumenta la ansiedad en el
corto.
La única manera en que
nosotros podemos preservar y alimentar otras y más preciadas libertades es
renunciando a la libertad de reproducción, y muy pronto. "La libertad es
el reconocimiento de la necesidad", y es el papel de la educación revelar
a todos la necesidad de abandonar la libertad de procreación. Solamente así
podremos poner fin a este aspecto de la tragedia de los recursos comunes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario